Sucede en el metro

Sucede en el metro

GENERACIONES

Mientras caminaba por el andén, mi padre solía agarrar mi mano y contarme alguna historieta sobre el Metro.

Me decía «En la estación de Tirso de Molina, a veces se pueden oír voces de monjes fantasmas»; «Si dejas pasar nueve trenes en la Línea 5, el décimo es un tren embrujado».

Aunque nunca llegué a creerme esas leyendas, ahora soy yo quien se las cuenta a Hugo.


FIN DE LA LÍNEA

Mientras caminaba por el andén, escuchaba el traqueteo y silbido de las ruedas como un eco lejano acompañado de unas voces irreconocibles. Unas luces diminutas aparecieron desde la oscuridad del túnel aproximándose a mí, buscándome. Tres submarinistas flotaban en un agua sombría y extraña. Luego aparecieron más. Muchos más. Cincuenta o así. Y con ellos, unas criaturas extrañas de grandes aletas y dientes afilados, como los de las pirañas.

Cuando traté de moverme para alejarme lo antes posible de una boca enorme que quería engullirme, alguien tocó mi hombro:

–Señor, se ha dormido. Es la última parada.


Poemas presentados al certamen de Metrorrelatos de Escuela de Escritores