Leer el mar

Leer el mar

Existen muchas formas de leer el mar.

Se puede leer el mar con un libro,
acariciándolo desde cerca, escuchando sus letras.

Se puede leer el mar con los ojos,
mirando su baile infinito;
o se puede leer el mar navegando
para escribir nuestras mejores páginas.

Leer el mar es como bailar,
pero no hace falta música,
porque el mar te canta.

Se puede leer el mar con un atardecer,
cuando se viste de dorado para nuestras fotos.

Se puede leer el mar con un abrazo,
porque la brisa busca siempre cobijo.

Se puede leer el mar con los amigos,
porque la risa alimenta las olas.

Se puede leer el mar con la familia,
porque el mar necesita siempre un nombre.

Leer el mar es una tarea infinita,
pero si te preguntan algún día por qué lees el mar
dile –como decía Neruda–:
leo el mar porque
me enseña.